Qué hacer cuando mi mundo se pone de cabeza.

 


REMAR LA BIBLIA 

Todo se ve muy mal en este mundo de oscuridad, por eso necesitamos regresar a la Luz de la Verdad.


¿Cómo podemos experimentar gozo y placer al leer La Biblia? 


Me da mucho gusto que podamos encontrarnos una vez más para salir juntos a Remar la Biblia.


Hoy he tenido un poco más de tiempo y he vuelto a escribir. Quiero agradecerte por estar aquí presente. Me alienta y me anima saber que cuento con tu amistad. Es muy difícil salir a remar solo y muchas veces viene la tentación de abandonar los remos.


En mi caso, esta última semana se ha vuelto un poco complicada. Si bien cada mañana he salido a remar, lo tuve que hacer en soledad, porque no tuve tiempo suficiente para compartir mi rutina con otra gente. No pude escribir como lo venía haciendo diariamente.


Te comparto que me he sentido frustrado y hasta un poco desanimado, pero los remos no los he abandonado. 


Cuéntame... ¿Cómo ha sido tu última semana? ¿Has abandonado los remos? ¿Has dejado de leer La Biblia cada mañana? 


Espero que hoy encuentres nuevas fuerzas y aliento para seguir remando y luchando contra el viento.


Como ya es habitual, preparemos el corazón dedicando un tiempo para orar y para adorar a nuestro buen Capitán. Recuerda que sin el Señor no podemos avanzar.


Nos inclinamos para orar 🛐

Toma un momento para hablar con Dios pero recuerda que:


Más que doblar las rodillas en oración necesitamos doblar el corazón, agachar la cabeza y admitir que Dios tiene razón, nosotros no.


Nos estiramos para adorar 🙌

Toma un momento parar alabar y bendecir al Padre Celestial, pero recuerda que:


Más que estirar las manos al cielo,   diciendo ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios! debemos estirar nuestro corazón, buscando estar más cerca del Señor.


Vienen a mi memoria las palabras de Isaías que también repitió Jesús un día:


El Señor dice: «Este pueblo viene y me alaba con la boca, me honran con sus labios, pero tienen el corazón muy lejos de mí. Su adoración no es más que una tradición, son reglas humanas que siguen de memoria.» 

(Isaías 29:13)


Oremos 🙏

Oh Señor, que no nos pase lo mismo. Avívanos por favor, eso es lo que hoy te pido. No permitas que seamos cristianos de pecho frío. Ayúdanos a seguir avanzando en este mar de la vida donde remamos cuesta arriba. 

Te buscamos en esta hora. Deseamos recibír tu instrucción.

Háblanos al corazón y ayúdanos para que te demos verdadera adoración.

En el nombre de Jesús.

Amén.


Desde hace varios días vengo leyendo el Salmo 119 tomando mis propias notas, tratando de volver escribir con mis palabras lo que dijo el salmista.


Te animo a que intentes hacer lo mismo. Busca tu cuaderno de notas y anota con tus palabras todo lo que notas.


Aquí está lo que yo he notado y anotado luego de haber meditado.


Salmo 119:97-104

(Mi versión personal)


¡Oh, cuánto amo yo tu Palabra!

Toda el día estoy meditando en ella.

Tus mandamientos están siempre conmigo y me han hecho más sabio que mis enemigos.


Tengo aún más entendimiento que mis maestros porque medito siempre en tus preceptos. Aún más que los ancianos he llegado a entender porque he guardado tu ley. 


Mis pasos he refrenado para no andar por malos caminos y así poder guardar tus mandatos divinos.


De tus órdenes no me he apartado porque tú me has enseñado.


Oh, qué dulce es tu palabra para mí paladar, más que la miel a mi boca.

De tus mandatos he adquirido gran sabiduría por eso he rechazado todo camino de mentira.


Salmo 119:97-104 (según Gerwuer)


Me pregunto si esto que dice el Salmista es una realidad en mi vida.

¿Es para mi un placer leer la Biblia?

No me quiero apresurar, así que retrocedo y vuelvo a leer esta porción del Salmo una vez más.


El escritor afirma que Ama La Biblia

Ama la ley, ama la Palabra de Dios. El salmista encuentra dulzura en los versos inspirados. ¿Lo has notado? Él escritor dice que la Palabra es como miel a su boca, disfruta de lo que está escrito.


¿Cómo podemos experimentar gozo y placer al leer la Biblia? 


El primer paso está en aceptar por fe todo lo que ella dice. Necesitamos que la Palabra se vuelva carne en nosotros y para eso hay que comer el cordero, es decir nacer de nuevo, recibir a Cristo. Si no tienes a Jesús es imposible que llegues a encontrar placer en el mensaje de la Cruz.


Hoy quiero recomendarte que salgas a Remar la Biblia día tras dia, aunque yo escriba o no escriba. Lo que en esta rutina es verdaderamente importante es que tú seas constante, en Leer la Biblia por tu parte.


Procura que la Palabra del Señor llene tu mente y renueve tu corazón.


Leamos lo que escribió Pablo a los colosenses:


La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.

(Colosenses 3:16)


Pablo nos está hablando a nosotros y nos está diciendo que le demos mucho lugar a La Biblia.


La palabra del Señor debe estar en nosotros de manera abundante, si queremos crecer en la fe y ser de bendición a la siguiente generación.


¡Cuántos dolores nos hubiéramos evitado los seres humanos si a tiempo hubiéramos escuchado y obedecido todos los mandatos divinos!


Usemos ahora los dos remos y mientras remamos pensemos y pensemos en todo lo que leemos.



Remo 1 

Génesis 4

(Leamos el Capítulo completo sin la división por versículos)


Adán se unió a Eva, su mujer, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: —Por voluntad del Señor he adquirido un varón.


Después dio a luz a su hermano Abel. Fue Abel pastor de ovejas y Caín, labrador de la tierra.


Pasado un tiempo, Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda al Señor. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, y de lo mejor de ellas. Y miró el Señor con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín ni a su ofrenda. Y Caín se enfureció muchísimo y puso muy mala cara.


Entonces el Señor dijo a Caín: —¿Por qué te has enfurecido de ese modo y has puesto esa cara?


Si hicieras lo bueno, ¿no serías enaltecido?; pero si no lo haces, el pecado está a la puerta. Con todo, aunque esté al acecho, tú lo dominarás.


Y Caín dijo a su hermano Abel: —Salgamos al campo. Y aconteció que, cuando estaban ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató.


Entonces el Señor preguntó a Caín: —¿Dónde está tu hermano Abel? Y él respondió: —No sé. ¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?


El Señor le dijo: —¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. Ahora, pues, maldito seas de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano.


Cuando labres su suelo, no te volverá a dar sus frutos; errante y extranjero serás en ella.


Entonces Caín respondió al Señor: —Grande es mi culpa para ser soportada. Hoy me echas del país, y habré de esconderme de tu presencia, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me encuentre, me matará.


Le respondió el Señor: —Te lo aseguro, cualquiera que mate a Caín, siete veces será castigado. Entonces el Señor puso una señal en Caín, para que no lo matara cualquiera que lo encontrase.


Salió, pues, Caín de la presencia del Señor, y habitó en el país de Nod, al oriente de Edén.


Caín se unió a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, a la cual dio el nombre de su hijo, Enoc.


A Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael; Mehujael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec.


Lamec tomó para sí dos mujeres: el nombre de una fue Ada, y el nombre de la otra, Zila.


Ada dio a luz a Jabal, que fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados. Y el nombre de su hermano fue Jubal, que fue padre de todos los que tocan arpa y flauta.


También Zila dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro, y a Naama, hermana de Tubal-caín. 


Y dijo Lamec a sus mujeres: —Ada y Zila, oíd mi voz; mujeres de Lamec, escuchad mis palabras: Que a un hombre mataré por haberme herido y a un joven por haberme golpeado.


Si siete veces será vengado Caín, Lamec lo será setenta veces siete.


Adán se unió de nuevo a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set, pues dijo: —Dios me ha dado otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín.


Y a Set también le nació un hijo, al que puso por nombre Enós. Desde entonces comenzó a invocarse el nombre del Señor.

(Génesis 4:1-26)


Remo 2

Juan

(Leamos el Capítulo completo sin la división por versículos)


Jesús se enteró de que los fariseos habían oído decir que él ya tenía más seguidores que Juan, es decir que bautizaba más gente que Juan. Aunque realmente no era Jesús el que bautizaba, sino sus seguidores.


Jesús se fue de Judea y regresó otra vez a Galilea. Ya que tenía que pasar por la región de Samaria, llegó, pues, a un pueblo samaritano llamado Sicar, cerca de la tierra que Jacob le había dado a su hijo José.


Allí estaba el pozo de Jacob, donde Jesús se sentó porque estaba cansado de caminar. Era casi el mediodía.


Los seguidores se habían ido al pueblo a comprar comida. Mientras tanto, una mujer samaritana vino a sacar agua y Jesús le dijo: —Dame un poco de agua.


La samaritana le dijo: —¿Por qué me pides agua si tú eres judío y yo soy samaritana? Le dijo eso porque los judíos no se tratan con los samaritanos.


Jesús le respondió: —No sabes lo que Dios da gratuitamente ni sabes quién soy yo. Te estoy pidiendo un poco de agua y si tú supieras quién soy, me estarías pidiendo a mí. Yo te puedo dar agua viva.


La mujer le dijo: —Señor, no tienes ni siquiera un balde, y el pozo es profundo. ¿De dónde me vas a dar agua viva?


Nuestro antepasado Jacob nos dio este pozo. Sus hijos y sus animales bebieron de él. ¿Acaso eres tu mayor que nuestro padre Jacob?


Jesús le contestó: —Todos los que beban de esta agua, volverán a tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed, sino que el agua que yo le daré será dentro de él un manantial que da vida eterna.


La mujer le dijo: —Señor dame de esa agua, para que ya no vuelva a tener sed, ni tenga que venir aquí a sacar agua.


Jesús le dijo: —Ve a llamar a tu esposo y vuelve aquí.


Ella le contestó: —No tengo esposo. Jesús le dijo: —Así es. Dices la verdad al decir que no tienes esposo, porque has tenido cinco maridos y el hombre con quien vives ahora no es tu marido; en eso tienes razón. 


La mujer contestó: —Señor, me doy cuenta de que eres un profeta. Nuestros antepasados adoraron a Dios en este monte, pero ustedes los judíos dicen que debe ser adorado en Jerusalén.


Jesús le dijo: —Créeme, mujer, que llegará el momento en que ustedes no adorarán al Padre en este monte ni tampoco en Jerusalén.


Ustedes adoran algo que no entienden. Nosotros sabemos lo que adoramos porque la salvación viene de los judíos.


Pero llegará el momento, y en efecto ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. El Padre está buscando este tipo de adoradores.


Dios es Espíritu, y los que le adoran deben adorarlo en espíritu y en verdad. 


La mujer le dijo: —Yo sé que el Mesías va a venir. Cuando venga hablará de todo esto. (El Mesías es el que se llama el Cristo.)


Jesús le dijo: —Ese soy yo, el que está hablando contigo.


En ese momento regresaron sus seguidores. Estaban muy sorprendidos de que él estuviera hablando con una mujer, pero ninguno le preguntó: «¿Tú qué quieres de ella?» o «¿Por qué estás hablando con ella?»


La mujer dejó su cántaro de agua, se fue al pueblo y le dijo a la gente: —¡Vengan a ver a un hombre que me dijo todo lo que he hecho! ¿Podría ser este el Mesías?


La gente salió del pueblo y fue a donde estaba Jesús.


Mientras tanto, los discípulos le rogaban a Jesús: —Maestro, come algo.


Pero él les dijo: —Yo tengo una comida que ustedes no conocen.


Entonces sus seguidores comenzaron a preguntarse unos a otros: —¿Será que alguien ya le trajo algo de comer?


Jesús les dijo: —Mi comida es hacer la voluntad de aquel que me envió y que termine con su obra. 


Ustedes dicen: “Hay que esperar cuatro meses más para la cosecha”. Pues miren, yo les digo, levanten los ojos y observen los campos porque ya están listos para la cosecha.


El que cosecha recibe su salario y recoge fruto para vida eterna. Así que tanto el que siembra como el que cosecha se llenan de alegría.


Realmente es cierto el dicho: “Uno es el que siembra y otro el que cosecha”.


Los he enviado a cosechar un campo en el que ustedes no trabajaron. Fueron otros los que lo labraron, y ahora ustedes han entrado en sus labores.


Muchos samaritanos de ese pueblo creyeron en Jesús por el testimonio que daba la mujer diciendo: «Me dijo todo lo que he hecho».


Entonces los samaritanos se le acercaron, le pidieron que se quedara con ellos y él se quedó allí dos días.


Fueron muchos más los que creyeron por lo que Jesús decía.


Le dijeron a la mujer: —Ya no creemos sólo por lo que tú dices, creemos por lo que nosotros mismos hemos escuchado. Ahora sabemos que verdaderamente este hombre es el Salvador del mundo, el Cristo.


Dos días después, Jesús se fue de ahí rumbo a Galilea, porque como él mismo dijo, ningún profeta recibe honra en su propia tierra.


Cuando llegó a Galilea, la gente le dio la bienvenida. Esa gente había ido a Jerusalén y había visto todo lo que él había hecho allí durante la fiesta de la Pascua.


Jesús se fue otra vez para Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había en Capernaúm un oficial del rey cuyo hijo estaba enfermo. Cuando el oficial se enteró de que Jesús había venido a Galilea desde Judea, fue a rogarle que fuera a Capernaúm y sanara a su hijo, que estaba a punto de morir. 


Jesús le dijo: —Ustedes no creerán si no ven señales milagrosas y maravillas.


El oficial del rey le dijo: —Señor, ven rápido antes de que mi hijo muera.


Jesús le dijo: —Vete a casa, tu hijo vive. El hombre creyó lo que Jesús le dijo y se fue a casa.


Cuando ya iba de regreso se encontró con sus siervos, quienes le contaron que su hijo vivía.


Él les preguntó a qué hora se había mejorado, y ellos le dijeron: —La fiebre le bajó ayer a la una de la tarde.


El padre entonces se dio cuenta de que esa fue la misma hora en que Jesús le dijo: «Tu hijo vive» y creyó él con todos los de su casa.


Esta fue la segunda señal milagrosa que hizo Jesús después de volver a Galilea desde Judea.

(Juan 4:1-54)


¡Qué bueno es que leamos La Biblia juntos, llegando a creer en todo lo que está escrito!


Quisiera dejar un comentario pensando en todo lo que hemos leído.


El relato del Génesis en el capítulo 4 termina con una nueva familia que surge de Adán y Eva. Les nació un niño al cual le pusieron por nombre Set quién sería el reemplazo de Abel. 


De aquí en más la historia de la humanidad se dividen entre los descendientes de Caín y los descendientes de Set.


Personalmente creo que Satanás observó que Abel, con su sacrificio y su ofrenda, había agradado a Dios y sabiendo que un hijo de Eva le traería grandes problemas, tentó a Caín para que a su hermano le pusiera fin.


Pero nadie puede impedir que la voluntad de Dios se lleve a cabo y como Abel fue asesinado, debía nacer un nuevo hijo en su reemplazo.


El nombre Set significa: "Puesto en lugar de" Este nombre, aparentemente, fue elegido por Eva quien dijo que este hijo le había sido concedido por el Señor como un sustituto para Abel. 


Pensemos en Jesús, aquel que un día nació por la misma linea de Abel. Solo su ofrenda fue agradable al Padre, pero lo asesinaron sus propios hermanos. El Señor también vino al mundo por la línea de Set, para ser nuestro sustituto. Jesús fue colgado en la cruz “en lugar de”.


Pensemos ahora ¿En lugar de quién?


¿Quienes son los que en verdad se benefician con la llega de Jesús? ¿En lugar de quienes murió en la cruz?


Jesús murió para dar salvación a todo aquel que pueda creer. Todo el que le recibe por fe, es quien vuelve a nacer. 


No importa si eres judío, gentil o samaritano, lo importante es que creas en Jesús para ser un verdadero cristiano.


Sospecho que Eva nunca perdió la esperanza en la promesa que Dios había dejado al decir que un hijo de su simiente le aplastaría la cabeza a la maldita serpiente. 


Aprendamos con esto que todo lo que Dios ha dejado escrito tiene su cumplimiento a su debido tiempo.



Nunca pierdas la esperanza de ver el cumplimiento de las divinas promesas, aún cuando el mundo se ponga de cabeza.


Abrazo fuerte y sigamos remando la Biblia diariamente.


Gerwuer ⛵️ 

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