La cara oculta del corazón. El estado que nunca sale publicado.


“Muéstrame tu reacción frente a la prueba o la tentación y conoceré el estado de tu corazón”

Gerwuer ⛵️

REMAR LA BIBLIA 

🚣‍♂️👉📖


¿Sabías que de la luna hemos visto tan solo una sección? Lo mismo se puede decir del corazón. Así como existe una cara oculta de la luna, también existe una cara oculta del corazón.


La gente solo puede ver lo que deseamos publicar pero a Dios no le podemos ocultar la realidad. Él nos conoce en profundidad.


Considero que es muy fácil hablar, cantar o publicar por todos lados que tenemos fe, que amamos a Dios. Lo difícil es poner esa fe en acción, cuando todos marchan en otra dirección.


Vivir lo que cantamos, enseñar nuestra fe por la manera en que nos comportamos, hacer aquello que en La Biblia se nos ha pedido que hagamos, esto realmente demuestra si creemos tanto como hablamos.

Es tu reacción, frente a la prueba o la tentación, la que me deja ver el estado de tu corazón.

Con tristeza debo reconocer que muchas veces los cristianos hablamos o publicamos cosas hermosas, pero luego nos contradecimos por la manera en que actuamos o vivimos.


¡Cuántas veces nuestras palabras se las lleva el viento y terminamos haciendo daño con un mal comportamiento!


Tal vez alguien ahora me diga:

“¡Es tan difícil seguir avanzando cuando los malos vientos están soplando! ... Cuesta mucho mantener la luz encendida cuando la oscuridad se vuelve agresiva.”


Eso lo entiendo y lo sé, cuesta mucho seguir remando cuando los vientos contrarios están soplando, pero hay que seguir avanzando.


Comenzando esta nueva jornada me dispongo a Remar La Biblia y continuar. No quiero parar, aunque las cosas se puedan complicar.


Remando en la dirección que me ha trazado el Buen Capitán; luchando contra viento y marea, espero llegar a la otra ribera.


Para poder continuar debo buscar al Señor. Solo Él me ayudará a remar mejor.


Me inclino en oración 🛐

Me estiro en adoración 🙌 

Preparo el corazón en devoción.


Salmo 119:161-168

(Mi versión personal)


Sin causa me han perseguido los principados malvados, pero mi corazón sigue teniendo temor de tus dichos sagrados.


Encuentro tanto placer y tanto gozo en tu Palabra como aquel que ha encontrado un tesoro muy valorado.


La mentira desprecio y rechazo, tan solo tu ley amo. Siete veces al día te alabo por causa de tus juicios sagrados.


Los que aman tu Palabra, disfrutan de mucha paz y nada los hará tropezar jamás.


Tu salvación espero, oh Señor, y tus mandamientos pongo en acción. 


Mi alma ha seguido tus enseñanzas con fe sincera y he amado tu Palabra en gran manera.


He guardado tu ley, con sus mandatos sagrados, sabiendo que todos mis caminos están siendo observados.


Salmo 119:161-168 (según Gerwuer)


Luego de leer las palabras del Salmo me pregunto a mi mismo: 

¿Dónde está mi placer, dónde está mi satisfacción? 


Piensa por un instante en tu propia vida. Mira atentamente el estado de tu corazón:


¿Puedes afirmar lo mismo que dice el salmista? ¿En verdad encuentras placer y gozo en la Palabra de Dios? 


Vuelvo a leer y observo que el escritor está pasando por tiempos de aflicción. 


Comienza esta parte del Salmo diciendo que príncipes malvados lo han perseguido, pero aún así se ha mantenido aferrado a lo que Dios le ha hablado. 


En unos versos anteriores ya hemos leído algo que hoy vale la pena repetir:


El Salmista dice así:

“Aflicción y angustia se han apoderado de mi, más tus mandamientos fueron mi delicia”

(Salmo 119:143)


En otras palabras el autor está diciendo que:


“Cuando la presión y el estrés aplastaron mi corazón, solo en La Biblia encontré alegría y satisfacción.”


El Salmista reconoce que su vida está siempre delante del Señor y que todos sus pasos serán juzgados, por lo tanto ha escogido seguir los mandatos divinos. 


A lo largo de todo este Salmo 119 podemos ver que se repite esta misma idea: Amar La Biblia.


El escritor proclama, una y otra vez, que ama y valora la Palabra de Dios como si fuera el más grande tesoro, pero no sólo habla, sino que también aplica todo lo que Dios le muestra o le indica.


Esto me ha llevado a pensar en la importancia de acompañar lo que escribimos o publicamos en nuestros estados con la manera en que actuamos o reaccionamos.


Cuidado con la manera en que actuamos. Recordemos que nuestras malas acciones gritan más fuerte que nuestros buenos sermones.


Esta característica de amar, respetar, obedecer, atesorar la palabra de Dios es la que se puede ver en todo cristiano verdadero. 


ATENCIÓN A ESTA AFIRMACIÓN⚠️

Si una persona dice que es cristiana, pero no tiene ningún interés en La Biblia, no la lee jamás, ni la acepta en su totalidad como la única verdad, entonces, en realidad, tiene la mente en oscuridad, esta engañada y perdida por la eternidad.


Salgamos ahora a Remar un poco más con Génesis y Juan. 


Remo 1

Génesis 7:11-24

(Leemos todo el relato sin la división por versículos)


El día diecisiete del mes segundo del año seiscientos de la vida de Noé, se rompieron todas las fuentes del gran abismo y se abrieron las cataratas de los cielos, y llovió sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches.


Ese mismo día, Noé y sus hijos Sem, Cam y Jafet entraron en el arca, junto con la mujer de Noé y las tres mujeres de sus hijos, así como todos los animales salvajes según su especie, todos los animales domésticos según su especie, todos los reptiles que se arrastran sobre la tierra según su especie, toda clase de pájaros según su especie.


En el arca entraron, junto con Noé, y de dos en dos, todos los seres que tenían espíritu de vida. Los que entraron eran un macho y una hembra de cada ser vivo, tal y como Dios se lo había ordenado. Después el Señor cerró la puerta.


El diluvio duró cuarenta días sobre la tierra, y las aguas subieron y levantaron el arca, y ésta flotaba por encima de la tierra. Tanto arreciaron y aumentaron las aguas sobre la tierra que el arca flotaba sobre la superficie de las aguas.

Subieron tanto las aguas sobre la tierra que aun los montes más altos quedaron cubiertos. Después de haber cubierto los montes, las aguas subieron todavía siete metros más. Así murieron todos los seres que andaban sobre la tierra, tanto las aves como el ganado y las bestias, y todo reptil que se arrastraba sobre la tierra, y todos los seres humanos.


Murió todo lo que había en la tierra, todo lo que tenía en su nariz aliento del espíritu de vida. Fueron borrados de la faz de la tierra todos los seres que la habitaban, lo mismo los hombres que las bestias, los reptiles y las aves del cielo. 


Así fueron destruidos todos los seres de la tierra, y sólo quedaron con vida Noé y los que estaban con él en el arca. Y las aguas permanecieron sobre la tierra ciento cincuenta días.

(Génesis 7:11-24)


Remo 2

Juan 6:40-71

(Leemos todo el relato sin la división por versículos)


«Y ésta es la voluntad de mi Padre: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo lo resucitaré en el día final.»


Los judíos murmuraban acerca de él, porque había dicho: «Yo soy el pan que descendió del cielo.»


Y decían: «¿Acaso no es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? Entonces ¿cómo puede decir: “Del cielo he descendido”?»


Jesús les respondió: «No estén murmurando entre ustedes. Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no lo trae. Y yo lo resucitaré en el día final. 


En los profetas está escrito: “Y todos serán enseñados por Dios.” Así que, todo aquel que ha oído al Padre, y ha aprendido de él, viene a mí. No es que alguno haya visto al Padre, sino el que vino de Dios; éste sí ha visto al Padre.


De cierto, de cierto les digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.


Yo soy el pan de vida. Los padres de ustedes comieron el maná en el desierto, y murieron. Éste es el pan que desciende del cielo, para que el que coma de él, no muera.


Yo soy el pan vivo que descendió del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual daré por la vida del mundo.»


Los judíos discutían entre sí, y decían: «¿Y cómo puede éste darnos a comer su carne?»


Jesús les dijo: «De cierto, de cierto les digo: Si no comen la carne del Hijo del Hombre, y beben su sangre, no tienen vida en ustedes.


El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo lo resucitaré en el día final. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.


El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Así como el Padre viviente me envió, y yo vivo por el Padre, así también el que me come vivirá por mí.


Éste es el pan que descendió del cielo. No es como el pan que comieron los padres de ustedes, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente.»


Jesús dijo estas cosas en la sinagoga, cuando enseñaba en Capernaum.


Al oír esto, muchos de sus discípulos dijeron: «Muy dura es esta palabra; ¿quién la puede aceptar?»


Jesús, al darse cuenta de que sus discípulos murmuraban acerca de esto, les dijo: «¿Esto les resulta escandaloso? ¿Pues qué pasaría si vieran al Hijo del Hombre ascender adonde antes estaba?


El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de ustedes que no creen.» 


Y es que Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién lo entregaría, así que dijo: «Por eso les he dicho que ninguno puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.»


A partir de entonces muchos de sus discípulos dejaron de seguirlo, y ya no andaban con él.


Entonces, Jesús dijo a los doce: «¿También ustedes quieren irse?»


Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído, y sabemos, que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.»


Jesús les respondió: «¿Y acaso no los he escogido yo a ustedes doce, y uno de ustedes es un diablo?»


Jesús se refería a Judas Iscariote, hijo de Simón, porque éste era uno de los doce, y era el que lo iba a entregar.

(San Juan 6:40-71)


La verdadera fe se demuestra en la acción y por medio de esa fe se alcanza la salvación.


Lo diré de manera simple y contundente: 


UNA FE QUE NO PRODUCE OBRAS NO ES UNA FE SUFICIENTE, PORQUE NO ES EFICIENTE.


SI EN TU VIDA NO HAY CAMBIOS EVIDENTES, ES PORQUE NO ERES UN VERDADERO CREYENTE.


Es evidente que Noé habló de su fe, pero además la puso en acción, pues se mantuvo construyendo el Arca de Salvación a pesar del rechazo y la burla de los que estaban a su alrededor. 


Noé habló y advirtió durante varios años a todos los que pudo alcanzar con el mensaje del juicio que estaba por llegar, pero la gran mayoría no entendió ni creyó, y finalmente se perdió. 


Por otra parte, pensando en Jesús, podemos ver que mucha gente en su tiempo también lo escuchó, pero como pasó con Noé, no quisieron creer ni aceptar que solo Jesús los podía salvar.


Aunque, como hemos visto, hubo algunos en el pueblo que si lo escucharon y lo siguieron, pero tan solo fue por un tiempo, al final con sus actos demostraron que en verdad nunca se convirtieron.


Cuando vino el desafío de comer su carne y beber su sangre, fueron muchos los que desaparecieron. Es que no entendieron el mensaje y se marcharon criticando todo lo que Jesús les había hablado.


En conclusión: La fe se demuestra en la acción y no en la emoción. No se trata de hablar, se trata de actuar.


Como dije al comenzar:

Muéstrame tu comportamiento, tu reacción, en tiempos de prueba o tentación y conoceré si en verdad tienes fe en el corazón.


Si decimos que amamos a Jesús y creemos en su Palabra, debemos permanecer a su lado y hacer lo que nos ha ordenado, aunque nos encontremos solos y todo se vuelva complicado.


Sigamos remando y avanzando, aunque los vientos contrarios sigan soplando.


Abrazo fuerte 🫂 

Gerwuer ⛵️ 


Comentarios

Publicar un comentario

Gracias por dejar un comentario

Lo más leído

Satisfacción garantizada: Consume el único alimento y la única bebida que salvará tu vida.

El Poderoso Sable de la Palabra. Descubre lo que sucede cuando Dios habla.

La historia de los dos hijos que fueron expulsados del hogar.

Un mensaje oportuno para el alma que está remando en lugar oscuro.